¿Qué nos queda del mito?

Medea (a la carta) es la búsqueda de una memoria a través de la cual puedo cuestionarme y situarme en la contemporaneidad. ¿Qué nos queda del mito? ¿O qué somos del mito? Nosotros hemos creado los mitos y lo hemos hecho en base a algo. ¿Cómo hacemos ahora, desde la distancia, para reconocernos? ¿De qué manera les hemos cambiado las formas y los contextos dejando sin embargo que la esencia perdure? ¿Es esta particulariedad la que nos ata y esclaviza? ¿Podemos deshacernos de los clichés para ir a descubrir lo que realmente somos?

Dialogando con Medea descubro que no todo es tan evidente como parece. Que hay muchos rincones escondidos, incluso perdidos, que contienen mucha información que no está presente. ¿De dónde proviene entonces el conflicto que nos atrapa? ¿Solamente de la ignorancia? Quizás sí…

Con esta búsqueda quiero abrir miradas sin miedo y ver reflejos en espejos insospechados. Buscando una identidad desconocida y procurando comprender la que ya conozco, me zambullo en este diálogo con esta gran mujer, Medea. Que es lejana i al mismo tiempo convive en cada una de nosaltras, pues los cuerpos guardan memorias y las generaciones las traspasan de unas a otras.

Hay lugares en los que todos podemos reconocernos. Estos lugares se denominan mitos.

Esther

2 Responses to “Reflexiones-Notas”

  1. esther.freixa Says:

    Iolanda ha dicho
    junio 21, 2010 a las 9:38 pm

    Una…dos…tres…cuatro…
    Tantas mujeres…
    Tantas y tantas mujeres compartiendo un espacio común…
    Tanto común como intemporal.
    Un cuerpo y un alma bajo la mirada y la presencia
    de cada una de nosotras;
    Todo de una….
    de dos,
    de tres…
    de cuatro.
    Todas las mujeres y solamente una envuelta en una misma esencia..
    Sintiéndose, vibrando, tocándose, deseándo(se) ser encontrada,
    por una misma más que por cualquier otra,
    La Medea que se busca y no se encuentra,
    que gusta y no se gusta,
    que se da sin pedir recibir,
    que se siente cuando se olvida cómo ha de sentirse,
    Esta Medea llena de carga emocional,
    Llena de formas incorformistas, llena de formas deformadas,
    Tirando del estrecho hilo incapaz de delimitar la sinceridad orgánica de la locura,
    De la locura que expresan unos ojos,
    un cuerpo
    que se enfrenta, valiente,
    Mientras la boca,
    sencillamente,
    calla.

  2. esther.freixa Says:

    Agnès ha dicho
    octubre 2, 2010 a las 10:16 am

    No puedo dejar de relacionar a Esther con Medea porque ella da vida a una historia a través de una narrativa plástica tan austera como impresionante.
    De la protagonista de la historia sabemos que se llama Medea, pero en general poco sabemos de la leyenda que la rodea, mejor dicho, nunca hemos hecho una reflexión profunda acerca del mito y aún menos nos hemos preguntado cómo y cuando las historias se transforman en experiencias humanas, Esther sí.
    ¿En qué momento de la obra se funde Esther-persona con Medea-mito ? Cuando aparece el cuerpo, sin duda, desnudo, como la propia verdad. De las piezas degustadas en la carta de Esther, rescato que el cuerpo, como máxima expresión de nuestra sexualidad, es un factor identitario ineludible y un mecanismo clave para el desarrollo de la tecnologia del poder. Porque la sexualidad es el nexo, y la prueba fáctica de que entre mente y cuerpo hay algo más que una relación amorosa, hay una relación de constante interdependencia.
    La revisión que hace Esther del mito de Medea no me deja indiferente, me obliga a pensar. ¡Y lo que es horroroso es que haga que piense en mí, en clave de persona pero con piel de mujer! ¿Qué haría yo por celos, o por amor, mataría a mi propia hija? No lo hice, metafóricamente, cuando la parí, o cuando ya criada tuve que dejarla marchar? ¿Quién despierta mis pasiones, por qué con frecuencia no sólo no me entiendo, sino que me peleo con el mundo?…
    No, no es cómodo exponerse en la Medea de Esther, en cambio es muy bello el diálogo que se establece entre el cuerpo y las emociones, la complicidad entre la gente que asisten a una obra en la que el debate está servido, el sentimiento de colectividad que se desprende cuando te das cuenta de que en definitiva formas parte de alguna partícula narrativa en la historia del mito.
    Gracias Esther por el esfuerzo.

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